Por fin dan cárcel al «Cejón», un vagabundo que acosaba a las mujeres.

Por fin dan cárcel al «Cejón», un vagabundo que acosaba a las mujeres.

Por fin y después de cinco años de reportes de acoso en las calles municipales, es detenido un vagabundo por cargos de acoso sexual a mujeres en la vía pública.

Chimalhuacán, Edo. De México. Mediante una llamada telefónica a los números de emergencia 911, realizan el reporte de acoso sexual en la vía pública a las horas de la mañana.

Los hechos ocurrieron aproximadamente a las 6:00 am cuando una mujer identificada con el nombre de Rosario, iba tranquilamente a su trabajo como cada día.

Al no pasar el camión que la conduce a su fuente de trabajo, decidió caminar por las calles del lugar usándolas como atajo.

Ya después de caminar cuatro calles y tomar uno de los callejones, sintió la presencia de una persona que la seguía. De esas veces que se te pone la piel chinita y volteas a tu espalda pero no ves nada.

Rosario prosiguió su camino rumbo a su trabajo y aceleró aún más el paso, pero esa presencia seguía turbando su tranquilidad.

Nerviosa, a paso veloz y cansada por haber cruzado calles caminando a tacón, decidió hacer una rápida pausa introduciendose en una tienda de abarrotes al mismo tiempo que volteaba, pero no había nadie.

De igual manera salió de la tienda presurosa, sin un taxi que pasara por el lugar y sin la ruta que tanto esperaba para seguir su camino al trabajo.

Decidió tranquilizarse y de igual manera continuar su camino hasta que encontrara una esquina para solicitar un taxi.

En el transcurso del camino, a sus espaldas volvió a sentir una presencia y no solo eso, sino a escuchar unos pasos sigilosos junto con ella.

El temor la abrumaba pero decidió nuevamente no voltear sino acelerar el paso.

Con cuidado, metió la mano en su pequeño bolso colgante que llevaba con ella, tratando de buscar algo, un objeto, llaves, o un perfume en aerosol, pero sólo encontró el llavero de las puertas de la vecindad en donde vivía.

Con cuidado colocó las llaves entre sus dedos, maniobra para defenderse en caso de que alguien intentara caer en el abuso contra ella.

Los pasos a sus espaldas se escuchaban cada vez más cerca de ella, sin embargo, estaba preparada en caso de alguna agresión a sus espaldas.

La misma sensación de miedo, sudor frío, mil malos pensamientos cruzaban por su cabeza. Decidió voltear a espaldas de ella y allí estaba. Un hombre a escasos metros de ella.

Se detuvo con cuidado y notó a un hombre sucio, tenía puestos unos zapatos viejos y desgastados, una gabardina larga, ropa desgastada y la cabellera canosa y una barba larga.

Era un hombre de edad avanzada, tenía la mirada maliciosa, como si quisiera hacerle daño.

Callada, sin emitir ningún ruido, pudo percatarse que el hombre sonreía de una forma morbosa, con deseos de hacerle daño.

Rosario no emitió sonido alguno, sintió ganas de vomitar pero aún así, se contuvo. Se sentía inmóvil, incapaz de gritar o correr o emitir algún sonido, pensando las mil formas de morir en la ciudad de México, donde día a día matan, abusan, y raptan a mujeres sin razón alguna.

» Será así mi muerte?» Pensó una y otra vez. La típica visión de tu vida en un minuto, sus hijos, su difunto esposo, su madre siendo una anciana, y las mil razones de seguir viva para sacar adelante a su familia.

El hombre avanzó escasos dos pasos acortando el espacio entre ambos y Rosario preparó su mano con las llaves interceptadas entre sus dedos para defenderse.

Otro hombre salió sigilosamente del callejón y golpeó con un viejo bat de béisbol al agresor.

La mujer pudo correr, hasta doblar a su izquierda y salir a una avenida en donde por milagro tomó un taxi, y se dirigió a casa. Ya ni siquiera quiso ir a su trabajo.

Le pidió apoyo al taxista para realizar una llamada desde su celular, y explicando la ubicación de los hechos, el hombre pudo ser detenido.

Obviamente las autoridades llegaron más tarde pero justo a tiempo para detener al sujeto.

Rosario pudo acudir a las instalaciones policiacas para proceder en la vía legal con el acoso.

Cerca de 57 mujeres habían realizado denuncias de un hombre que las acosaba en esas mismas calles, las mismas características: hombre de edad avanzada, gabardina larga, zapatos desgastados y la misma cabellera y barba larga canosa.

Se quitaba la gabardina y les enseñaba su cuerpo semidesnudo haciendo que el miedo las consumiera. Solo dos casos de abuso sexual se habían presentado en la zona durante los últimos cinco años.

La policía explicó que el hombre había sido golpeado a las espaldas en la cabeza y el fuerte golpe hizo que inconsciente el sujeto, fuera detenido.

Sin embargo no se encontró a nadie más en la calle, a pesar de los rondines de otra unidad, no se encontró a ningún otro vagabundo. Nadie circulaba las calles tan temprano. O al menos nadie era sospechoso.

El sujeto apodado «el Cejón», fue detenido por los cargos de acoso en la vía pública y fue procesado según la ley a 5 años de cárcel por la falta de pruebas de contacto físico.

Las leyes mexicanas no pudieron procesarlo a más años después de haberlo diagnosticado con demencia senil y esquizofrenia.

Rosario dice que no todos los héroes tienen capa. Aquel hombre que salvó su vida sigue siendo un misterio para ella y para las autoridades.

A quienes cuenta su historia deducen que era igual, un vagabundo que cruzaba por las calles y que quiso en su buena voluntad ayudarla sin ventaja alguna.

Rosario dice no reconocer las facciones físicas del sujeto que la defendió, sin embargo es un acto que jamás olvidará en su vida.

Si tú, mujer, alguna vez haz pasado por lo mismo, trata de estar alerta a las zonas donde caminas, siempre lleva contigo alguna loción pequeña en aerosol, si sientes que alguien te sigue no dudes en ningún momento llegar a una tiendita o un comercio donde muchas personas acudan.

Si tú hombre o mujer, ves que otra mujer a lo lejos cursa por está situación, no dudes en solidaridarte con ella. Hazle sentir que es tu familiar y que vas con ella.

No abandones a ninguna persona que veas que pasa por está situación. Detengamos entre todos el acoso en la vía pública.

Llama inmediatamente a los números de emergencia y pide apoyo a alguna unidad. Así tú y yo evitaremos que está situación pase a otro grado de gravedad.