Los terremotos que sacudieron Turquía y Siria la semana pasada han causado una cantidad alarmante de víctimas. En Turquía, más de 5,000 personas han perdido la vida y otros 31,000 han resultado heridos. La magnitud de los terremotos, de 7.7 y 7.6, hizo que el gobierno turco declarara un estado de emergencia en las diez provincias afectadas durante los próximos tres meses.
Las tareas de rescate en las zonas afectadas están siendo complicadas por las réplicas y las bajas temperaturas, lo que reduce las posibilidades de encontrar supervivientes con el paso del tiempo. Hasta el momento, más de 60,000 personas han trabajado en los esfuerzos de rescate y desescombro, con más de 100 aviones y helicópteros desplegados. Además, se han registrado 5,775 edificios derruidos en la zona.
En Siria, la situación es aún más complicada debido a la guerra civil que ha estallado en el país desde hace doce años. La información sobre las víctimas proviene tanto del gobierno como de la oposición controlada. Se estima que al menos 1,832 personas han perdido la vida y otras 3,849 han resultado heridas.
Siria ya sufría una crisis humanitaria antes de los terremotos, con un 90% de la población sumida en la pobreza, desabastecimientos de productos básicos y millones de personas desplazadas. La cantidad de víctimas causadas por los terremotos solo aumenta la carga sobre un país ya abrumado por la violencia y la adversidad.
En resumen, los terremotos han causado una cantidad alarmante de víctimas en Turquía y Siria. Las tareas de rescate están siendo complicadas por las réplicas y las bajas temperaturas, y la situación es aún más desafiante en Siria debido a la guerra civil en curso. Es importante que la comunidad internacional brinde apoyo a las víctimas de esta catástrofe y a las comunidades afectadas.
