En Zacatecas no hay paz ni en el cementerio: los asesinos también están aquí

En Zacatecas no hay paz ni en el cementerio: los asesinos también están aquí

«Violencia en Zacatecas: Cuando el Cementerio No Ofrece Paz»


En Zacatecas, la paz es esquiva incluso en el lugar más solemne, el cementerio. Los asesinos han llegado a este espacio sagrado, donde yacen jóvenes como Óscar Ernesto, Diego, Jorge Alberto, Héctor Alejandro, Gumaro y Jesús Manuel, cuyos cuerpos maltratados se abandonaron en un monte de Zacatecas.

Los Asesinos entre Nosotros:
Los responsables de estos actos atroces, ya sean cárteles, hombres armados o narcotraficantes, están presentes en el cementerio de Malpaso. Son una manifestación de la ley, una mano invisible que aterra a la población, dictando su voluntad de forma asfixiante.

La Cruel Realidad:
En sus retorcidas mentes en guerra, no hay clemencia ni en el día del entierro, sin importar si las víctimas son adolescentes con rostros más infantiles que adultos.

Malpaso: Lugar de Lágrimas y Miedo:
La presencia de estos asesinos genera un temor palpable en Malpaso, donde las palabras pueden ser peligrosas y las paredes tienen oídos. Los halcones acechan, disfrazados entre la gente común.

Escenas Desgarradoras:
En los funerales, las lágrimas se mezclan con el sudor, mientras las madres se protegen del sol abrasador con paraguas. El polvo se adhiere a la ropa mientras los enterradores preparan las tumbas.

El Miedo que Permea Malpaso:
El miedo es una sustancia densa en esta zona de guerra. En la oscuridad, las personas no se atreven a salir de sus casas, y la ley la imponen los cárteles, como el Cartel Jalisco Nueva Generación.

La Tragedia del Secuestro:
El domingo, hombres armados secuestraron a siete adolescentes en un rancho de Malpaso. Los videos enviados a las familias muestran a los jóvenes descalzos, siendo posteriormente asesinados. Solo uno sobrevivió con heridas en la cabeza y traumas insondables.

Historias Marcadas por Violencia y Pobreza:
Las historias de estos jóvenes, incluso antes del secuestro, estaban marcadas por la violencia y la pobreza. Óscar Ernesto presenció el asesinato de su madre a manos de su propio padre cuando tenía solo 12 años.

La Realidad Inmutable de Malpaso:
Malpaso vive una realidad en la que las desapariciones de jóvenes se multiplican, y sobrevivir es cuestión de suerte. Las patrullas son escasas, y el miedo persiste en la comunidad.

Despedida y Olvido:
La comunidad despide a los jóvenes asesinados en funerales conmovedores, aunque la prensa y el interés público pronto se irán, dejando a Malpaso con su dolor y el peso de la violencia.