El asesinato de cinco estudiantes de la Universidad Latina de México en Celaya, Guanajuato, ha conmocionado a México. Los jóvenes, que estaban cursando la carrera de medicina, fueron encontrados muertos el domingo 3 de diciembre con signos de tortura y tiro de gracia.
La Fiscalía General del Estado (FGE) de Guanajuato ha abierto una investigación para esclarecer los hechos, pero hasta el momento no hay detenidos. Sin embargo, las autoridades han señalado que una posible línea de investigación es el comercio de drogas en planteles escolares.
Según los primeros reportes, los estudiantes regresaban de una fiesta en Querétaro cuando fueron interceptados por un grupo armado. Los jóvenes fueron llevados a un lugar desconocido, donde fueron torturados y asesinados.
El lunes 4 de diciembre, la FGE informó del hallazgo de otro cuerpo con características similares al de los estudiantes. El cadáver, que no ha sido identificado, fue encontrado en un camino vecinal cercano al lugar donde se encontraron los primeros cuerpos.
La violencia en Guanajuato, el estado más violento de México, ha cobrado la vida de miles de personas en los últimos años. El asesinato de los estudiantes de medicina es un recordatorio de la grave crisis de seguridad que enfrenta el país.
Exigen justicia y consternación
La muerte de los estudiantes ha provocado una ola de indignación y consternación en México. Miles de personas se han manifestado en las calles de Celaya para exigir justicia.
«Es una tragedia que nos ha conmocionado a todos», dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador. «Las autoridades están trabajando para esclarecer los hechos y dar con los responsables».
Los estudiantes asesinados eran jóvenes con un futuro prometedor. Fabián y Virgilio Orozco Mateos, de 22 y 24 años, eran hermanos. Pedro Mateos Puente, de 23 años, era primo de los hermanos Orozco. José Eduardo Freire Ortega, de 25 años, y Brayan Amoles Gasta, de 26 años, eran amigos de los otros cuatro jóvenes.
